lunes, 15 de octubre de 2012

La búsqueda de Dios



Salmo 63: 1-8

1 Dios, Dios mío eres tú; 

De madrugada te buscaré; 
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, 
En tierra seca y árida donde no hay aguas, 


2 Para ver tu poder y tu gloria, 
Así como te he mirado en el santuario. 


3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; 
Mis labios te alabarán. 


4 Así te bendeciré en mi vida; 
En tu nombre alzaré mis manos. 


5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, 
Y con labios de júbilo te alabará mi boca, 


6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho, 
Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. 


7 Porque has sido mi socorro, 
Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. 


8 Está mi alma apegada a ti; 
Tu diestra me ha sostenido.

Al leer este hermoso salmo de David encontramos 4 aspectos importantes sobre la búsqueda humana de Dios:

1. La búsqueda de Dios tiene su tiempo: Como también dice el predicador en Eclesiastés, hay tiempo para todo. Dios también requiere las primicias y diezmos de nuestro tiempo, lo que implica que desarrollemos verdaderos y eficaces hábitos de búsqueda.

2. La búsqueda tiene motivos: La búsqueda de Dios nace de una sed interior que nos impulsa a buscarle. El problema es que a veces hay sequedad espiritual. Pero hay que recordar que lo que trae bendición es la búsqueda de Dios a pesar de las circunstancias, tal como lo hizo Job, porque Dios promete saciar nuestra sed (Mateo 5.6; Juan 14.38)

3. La búsqueda de Dios tiene propósito( Salmo 63.2): la búsqueda trae la manifestación del poder de Dios, tal como dice el salmista haber contemplado la gloria de Dios.

4. La búsqueda de Dios tiene sus resultados (Salmo 63.5-8): Cuando le buscamos, podemos tener confianza de que Él nos protege y cuida de nosotros.

¡Amén!

(Mensaje entregado por el Obispo Carlos Ortiz, 14.11.2012)

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